La iglesia parroquial de estilo románico, s.XV, está bajo la advocación de San Pedro Apóstol.
Situado en el cruce de dos valles que son surcados por arroyos de escasa entidad, como el San Mamés y el Oreja. Su caserío de piedra se apiña en torno a la iglesia. Está situado a 63 kilómetros de Valladolid.
Esa iglesia está bajo la advocación de San Pedro Apóstol, construida entre los siglos XIII y XV en piedra, en consonancia con el resto del pueblo. Tiene una esbelta torre con y portada de entrada con arco escarzano. En el interior, el retablo mayor y la imagen de la Virgen con el Niño, acaparan el mayor interés. Puede visitarse contactando con el Ayuntamiento.
También en el núcleo urbano encontramos la Ermita del Humilladero con un hermoso Cristo en su interior.
Sin embargo, lo que puede despertar nuestra admiración es el desconocido Monasterio de la Oreja, y que realmente asombra la primera vez que uno lo ve, debido a su ubicación, y que sólo accesible por un camino rural de unos cuatro kilómetros que arranca de la parte final según se entra al pueblo, de Langayo. Hoy día las pocas piedras que se mantienen en pie, dejan ver al estructura, así como un ábside en su cabecera.
En sí el pueblo ya constituye un auténtico mirador natural sobre los dos valles que allí se juntan, pero bien es cierto que recorrer el municipio va a permitirnos conocer otros puntos de vista de este lugar alejado y un tanto enmascarado dentro del panorama provincial. Por último, existe un pequeño merendero junto a las piscinas municipales.
Las primeras fiestas del año tiene lugar el 29 de junio con San Pedro Apóstol como estandarte. Los juegos y las verbenas no cesan en aras del divertimento de sus asistentes. Como así ocurre también durante el primer fin de semana de septiembre, con la festividad de la Exaltación de la Cruz, donde a las tradicionales verbenas se unen la suelta de vaquillas por el campo, precisamente desde el monasterio, y los encierros.